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Hoy quiero decirte que cuando pienso en ti nada me asusta, que imagino tus ojos y me hago inmortal cuando en mis infinitos ensueños muerdo tus labios. Cuando digo tu nombre me hago gigante porque todo tu ser es toda mi paz. Sueño tu cara y siento que al fin he encontrado la felicidad. Huelo tu rastro y me pongo a andar porque eres todo para mi, mi dulce realidad. Siento que me derrumbo si en mis sueños no te puedo escuchar. Puedo escuchar tu risa y es ahí cuando empiezo a creer en los milagros, no lo puedo evitar y confieso que he caído entre tus redes y que desde hoy soy me declaro tu esclava porque para mí ya todo lo eres, soy casi nada si tú no estás. Cada noche busco tu sombra y siento tener nuevas ilusiones y empiezo a cantar. Imaginar tu boca me hace temblar porque te deseo de pies a cabeza y tengo deseos de gritar. Quiero que sepas que tú, amado mío eres la llave que abre mi alma porque eres el que se adueñó de mi corazón. Eres la calma de mi alma solitaria que anhela tu boca junto al roce de mis fantasías, eres el agua que mata mi sed, el alimento que necesita mi cuerpo para no desfallecer. Espero y desespero siempre fiel por si algún día correspondes a este inmenso amor y vinieras. Con el viento he conquistado un horizonte para quedarme encerrada en tu piel, esa piel que tanto ansío y que hace que puro fuego corra eternamente por mis venas y aún así no veo rastro de tu piel y siento que te pierdo sin siquiera haberte tenido. Esta noche he compartido cama con el silencio y la soledad y he desnudado todos mis sueños. Me pregunto como explicar la sed que sufre mi desierto sin ti, mientras el mundo gira y gira sin parar. Díme corazón por qué no encuentras la salida al exterior si no hay barreras que te puedan detener? Me robas mi respirar y mi soledad está desnuda por creer y yo sigo desnuda por querer. Te escribo con cada esquina de mi piel callada y te dejo saber una y otra vez que te amo y apartir de ahora seré sólo una mujer que vive en silencio y espera ante el viento por ti.